Una zona pastoral (también llamada zona episcopal) es una circunscripción eclesiástica en la que se puede subdividir una diócesis y comprende un grupo de parroquias cercanas entre sí.[1] La subdivisión en zonas pastorales sirve para facilitar la labor pastoral común entre varias parroquias, a fin de aprovechar mejor los recursos. No anula a cada una de las parroquias, sino que fortalece la acción evangelizadora en comunión y coordinación. Facilita las tareas que no se puedan realizar en cada parroquia por sí sola (formación, programación, atención a los pobres, pastoral específica de sectores: como familia, jóvenes, etc.).[1] También sirve para afrontar la escasez de sacerdotes.
Para establecer una zona pastoral debe cumplir al menos estos puntos:[1]
Las funciones de la zona pastoral pueden resumirse en cinco puntos:
La zona pastoral está a cargo de un vicario episcopal, que puede ser llamado también vicario zonal o delegado episcopal de zona, y está encargado de promover y dirigir la acción pastoral común en el territorio. En algunos casos, el vicario episcopal es un obispo auxiliar, a quien el obispo ordinario confía tareas pastorales (por ejemplo, otorgar la confirmación) en una determinada zona pastoral.
Si en la diócesis hay una escasez de sacerdotes, se le puede asignar a un presbítero varias parroquias dentro de la misma zona pastoral. En algunas diócesis las zonas pastorales se subdividen en decanatos (o vicarias). Las diócesis más pequeñas no se dividen en zonas pastorales.